Dixi, la elegida

Título: Dixi, la elegida
Autor(as): Areesa and Alethia
Género: Intento de Terror y romance
Personajes: Dixi y Guido, los protas

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1º Capítulo: La profecía.

Hacía frío.
El pueblo estaba rodeado por una espesa neblina, desde hacía unas horas. Y la feria tenía un aire tétrico y fantasmagórico, como si de una verdadera feria medieval se tratase; y un letrero luminoso, el único que se veía, contrastaba vivamente con el clima. En él se podía ver unas letras doradas que formaban la frase: "ADIVINO TU FUTURO". Dixi no creía en el destino ni en el futuro, ni mucho menos en la magia; aún así decidió entrar porque tenía frio y se aburría. Además, era gratis. Al entrar un fuerte olor a incienso penetró en sus sentidos.

-¿Hola?- preguntó tímidamente Dixi.
-Bienvenida, querida-. La enorme silla que estaba delante de Dixi se giró y apareció una mujer vieja que le dedicó una sonrisa misteriosa.
-¿De verdad es gratis la consulta?
-Sólo lo puse porque sabía que vendrías-. Y al ver la cara de confusión de Dixi explicó:- Para tí sí.
La joven quedó desconcertada ante esta afirmación. Se sentó sin darse cuenta.
-Tu futuro es muy oscuro, pero a la vez muy importante para todo el mundo.
-P...pero... ¿Qué quiere decir con eso?
-¿Te interesaría qué te leyera las cartas?
-Sí, por favor.
-Bueno veo que conocerás a una persona muy importante, pero si te dejas llevar tu futuro y el de las demás podrían acabar mal. De ti depende la salvación o la perdición del mundo.
-Ya claro, ahora soy una superwoman-.Se levantó y se dirigió a la puerta.
-Querida, no olvides lo que te he dicho. Nos volverémos a ver.


Dixi se despertó malhumorada porque el cartero había tocado en su puerta. La abrió sin darse cuenta de que estaba en pijama y
con los pelos todos revueltos.
-¿Quién es?-. Dijo cortante mientras abría la puerta.
-Que humor desde por la mañana, deberías sonreir más a menudo.

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Hasta aquí lo dejamos
Ice kisses
Fire kisses

-¿Cómo?-. Preguntó Dixi levantando las cejas
-Que deberías sonreir. Apuesto a que tienes una sonrisa muy bonita-.Respondió el chico

Suspiró. Ningún chico le decía eso. Su mal humor fue desapareciendo y una sonrisa afloró en su rostro. Se miraron a los ojos durante un rato, hasta que la joven apartó la mirada.

-Ves, tienes una sonrisa preciosa.

Se ruborizó

-Y bien. ¿Qué tienes para mí?
-A sí-. Buscó en un bolso-.Aquí tienes.

Le tendió la carta a Dixi y esta la cogió. Miró el remitente y vió el nombre de la compañia eléctrica de la ciudad. Vaya desilución ¿Para eso se levantó? ¿Para una simple carta?. No se molestó ni en abrirla, se limitó a dejarla en la mesa del recibidor, sus padres ya la abrirían.

-Bueno, gracias. Adiós.
-Adiós.

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El autubús ya había llegado al instituto. Todos los alumnos estaban en la calle cogiendo sol, sobre el gran césped que recubría la entrada. Era muy popular, todos la conocían, pero solo confiaba en un amigo que había estado siempre a su lado. Siempre la esperaba en la entrada del instituto, pero esta vez no estaba.

-¡Eh! Dixi, espera
-Ya decía yo que en dónde estabas Paul

Pau se paró a su lado y respiró.

-Verás es que me ha tenido que traer mi madre.
-¿Y eso?
-Si telo digo, ¿me prometes que no te reirás?-.Él sabía de sobra que se iba a reir
-No, dime
-Verás estaba desayunando, las tostadas se me cayeron al suelo y me agaché a recogerlas. Mi perro se me acercó por dertrás y me mordió los pantalones juston en ...
-Vale eso no lo digas no hace falta tanta información.
-Pues el caso es que subí a mi habitación para cambiarme y mi hermana me había escrito todos los pantalones. Y eso fue por tu culpa.
-¿Por mi culpa?-.Preguntó Dixi desconcertada.
-Sí. Tú eres la que le regaló el juego de colores y tú le enseñaste un escondite para que yo no se los quitara.

Dixi comenzó a reir

-Sí, deja que tengas una hermana y vas a ver quien se ríe después.
-Lo siento Paul, pero al final encontraste unos pantalones.

Paul se paró en seco y señaló a sus pantalones

-Son de mi padre, Dixi.
-Pues, te quedan bien-. Dixi le movió el pelo como si fuera un niño chico y salió corriendo hasta la primera clase.

El instituto era muy grande y sus istalaciones tenían una alta calidad. Había muchas aulas de todo tipo y dos sitios donde se podía hacer deporte. La cafetería no siempre estaba llena porque muchos alumnos le gustaba comer al aire libre. Dixi y Paul llegaron a la clase y se sentaron. Ambos estaban sentados juntos.